Teresa Wilms Montt

Viña del Mar, 1893 - París, 1921

Teresa Wilms Montt mostró desde edad muy temprana una gran sensibilidad e inteligencia. La segunda de nueve hermanas de clase aristocrática, su padre la llamaba “Tereso”. Se casó con un hombre violento. No tardó en identificarse con el feminismo y el libre pensamiento. Tuvo dos hijas y fue separada de ellas y encerrada contra su voluntad en un convento por enamorarse de otro hombre. El dolor por este castigo maternal le causó un daño emocional irreparable. Consigue huir ayudada por Vicente Huidobro. La soledad impregna sus diarios y sus versos, los cuales son también una protesta contra todas las formas de encierro y opresión que experimentó en su corta vida.

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No soy apta para señoritas
La bohemia bonaerense y posteriormente la madrileña de los cafés y las tertulias, se convierte en una especie de círculo familiar para Teresa Wilms Montt que logra llegar a Europa tras huir de Chile. Uno de sus seudónimos fue Teresa de la Cruz. La cruz explicaba su sufrimiento: injusto, desproporcionado y causado por el mal de otros. Desafió las normas de feminidad impuestas a las señoritas. Sus acciones y palabras, como las de un buen profeta, estaban guiadas por el amor.
¡Yo no sé por qué estoy aquí!
Cuerpo y mente participan de la vida y la muerte, siendo la segunda parte de la primera, especialmente si en la primera falta la risa. Se atreve la poeta a desafiar la construcción del cuerpo de la mujer como cuerpo enfermo, idea central en el nuevo psicoanálisis. La histeria no le cuadra como diagnóstico de males a esta mujer cuyo nivel cultural le hace ser consciente de que es la represión lo que mata en vida porque impide la conciencia de la propia existencia y la consolidación de la identidad, robada a las mujeres.
¡Oh vida! Qué círculo pequeño me has dado…
La muerte, tanto real por haberla tenido cerca en sus intentos de suicidio como simbólica, entendida como ausencia y encierro, fue tan importante en el pensamiento de Wilms Montt que constantemente dialoga con ella. Nos habla una mujer cansada de vivir de manera errante y sin posibilidad de ver una salida a una situación vital injusta e ilegal. El encierro físico y mental dictan sus palabras.

ACTRIZ: Micaela Breque | FUENTE: Lo que no se ha dicho (Santiago de Chile, Nascimiento: 1922) | DIRECCIÓN Y GUIÓN: Paula Ortiz y Nuria Capdevila-Argüelles | PRODUCCIÓN: Nuria Capdevila-Argüelles | DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA: Pedro Valero | REGIDOR DE PLATÓ: Jordi Capella | VESTUARIO: Arantxa Ezquerro | DISEÑO GRÁFICO E ILUSTRACIONES: Jesús Bosqued | CALIGRAFÍA: Ana Rosés |  MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA: Andrea Trenado | COORDINACIÓN Y SUPERVISIÓN DE MONTAJE: José M. Cabello Bárzanas | COORDINACIÓN Y SUPERVISIÓN DE SONIDO: Francesc Llinares |  POSTPRODUCCIÓN: Jaume-E. Vilaseca | COORDINACIÓN UNIVERSITARIA: Lydia Sánchez Gómez | SUPERVISOR TÉCNICO: Sergio Villanueva Baselga | ESTUDIANTES CAV UB – AYTES. DE DIRECCIÓN: Marc Vilalta. AYTES. DE PRODUCCIÓN: Bárbara Prohens, Marisa Montoya, Cristina Espinosa, Berta Cotrina, Laia Marín. AYTES. DE CÁMARA: Edgar Ortiz. AYTE. DE VESTUARIO: Raquiel Pastor. SONIDO DIRECTO: Roger Solé. DISEÑO DE SONIDO: Roger Solé, Adrien Faure. ELÉCTRICOS: Gadea Arce, Víctor Barboteo. MONTAJE: Xan Costa. MONTAJE: Martí Yagües, Carlos J. Mata, Isaac Guilà. MAKING OF: Fran Novo, Noemí Llompart. FOTO FIJA: Jorge Franganillo, Daniel Molina | TRADUCCIÓN DE LOS SUBTÍTULOS: Nuria Capdevila-Argüelles, Isabel Santafé