Cuando yo iba a tener mi primera niña, creía que ya no volvería a escribir. Creía que eso me serviría lo mismo. Luego resultó que no.
Después del éxito de su primera novela Nada, Carmen Laforet valora las razones de su dolorosa entrega a la escritura. Hay dolor y hay amor hacia la página. No es una convivencia fácil. A veces, de hecho, es terriblemente agotadora. Así se lo explica en estas cartasvivas a su madre literaria, Elena Fortún.