Dulce María Loynaz

La Habana, Cuba, 1902-1997

Dulce María Loynaz suele ser recordada sentada en su mecedora en su casa de La Habana. Poeta y superviviente, estudió derecho pero no ejerció. Viajó mucho en su juventud pero nunca abandonó casa familiar en Cuba. Su casa y su jardín se convirtieron en un destino vital y una forma de exilio interior. Precursora del realismo mágico, su poesía y su prosa lírica no pueden entenderse sin recordar el aislamiento elegido por ella.

Hola...

No me creo ningún genio, ni estimo nada de lo que hago hasta que no lo estimen otros en mejores condiciones de hacerlo.
Parece que la gran poeta cubana Dulce María Loynaz considero escribir una carta un desafío en toda regla, difícil como escribir un poema. En ambos casos hay un diálogo que ocurre en su mente que convierte el mensaje en algo más que un trozo de papel en un sobre que se envía. Una carta sirve para interpelar y ahuyentar el olvido. La carta lo es al ser recibida. A su pregunta final respondemos sí. Y escuchamos
Soy una sobreviviente, que es lo más triste que se puede ser. Y lo soy tanto, que me he sobrevivido a mí misma.
Dulce María Loynaz echó en falta tantas cosas en la década de 1970 y 1980, duros años del castrismo. Es difícil ser poeta cuando se carece de lo esencial y de aquellas pequeñeces materiales que nos hacen la vida más agradable e incluso vivible. Una galleta, un caramelo, un bolígrafo, hilo y aguja para remendar la ropa, un analgésico, una pastilla de caldo…. cuando ni siquiera se tiene papel una no puede llamarse poeta.
Mi soledad es casi perfecta: la de un monje, pero sin mística. Mi estado de ánimo prefiere el silencio.
Una señorita de buena familia que hizo un grand tour al más puro estilo belle époque en su juventud es ahora una mujer anciana de apariencia frágil e interior de acero aficionada a su colección de abanicos y a su exuberante jardín. Sentada en su mecedora, comunica soledad y silencio inscritos en un cuerpo pequeño curtido en la escasez y en un alma fuerte, ambos protegidos por la mansión, el jardín y la isla que, al final, serían su destino.

ACTRIZ: Leila Arias | FUENTE: Archivo del Patronato Carmen Conde-Antonio Oliver | DIRECCIÓN: Nuria Capdevila-Argüelles | GUIÓN: Fran Garcerá, Nuria Capdevila-Argüelles | PRODUCCIÓN: Isabel Santafé, Nuria Capdevila-Argüelles | CASTING: Cervantes Theatre | DISEÑO ARTÍSTICO: Lucy Richards | VESTUARIO: O.La.La Vintage Wardrobe | MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA: Charo Hairdressing | POSTPRODUCCIÓN: Luke Hagan, Jonas Hawkins | SONIDO: Luke Robinson | REGIDOR DE PLATÓ: Anastasia Bruce Jones | CÁMARA: Luke Hagan, Samuel Walker | MONTAJE: Ashley Thorpe | FOTOFIJA: Isabel Santafé | TRADUCCIÓN: Alice Woodward-Smith | VOZ ARROZ CON LECHE: Lisa Campos Sánchez